“Mientras hay personas, hay esperanza”. Este es el lema del Día de la Caridad 2025 que se celebra este domingo 22 de junio, día del Corpus, en toda España y que en nuestra Diócesis contará con una colecta especial en todas las parroquias y cuatro mesas petitorias (dos en el entorno de la Catedral, una en la zona de Obispo Alcolea y otra en la Plaza Mayor) para recaudar fondos y conseguir aumentar el número de socios con el fin de que Cáritas Diocesana de Astorga pueda continuar con su importante labor asistencial.
La directora de Cáritas Diocesana, Inmaculada del Peso, y José Manuel Rivera, director de Cáritas de la UPA de Astorga, comparecían este martes en rueda de prensa para hacer un llamamiento a toda la población con motivo del Día de la Caridad y repasar todas las actuaciones llevadas a cabo el pasado año por Cáritas Diocesana que durante 2024 atendió a un total de 2.521 personas, a través de 8.119 atenciones y destinando para todos sus programas 3,6 millones de euros.
A falta de constituir la Cáritas de Villafranca del Bierzo, Inmaculada del Peso explicó que hay diez Cáritas en las UPAS para dar servicio a las personas de estas Unidades Pastorales, un servicio que se brinda gracias a los 119 técnicos –profesionales de distintos ámbitos- y 147 voluntarios con un compromiso activo “donando su tiempo al acompañamiento y a la atención de otras personas”. En este sentido, la directora detalló que es necesario aumentar el número de voluntarios pero especialmente hay que poner el acento en aumentar el número de socios contando en 2024 con 118 pero “en su mayor parte son personas mayores y tenemos que centrar nuestros esfuerzos en hacer campañas para captar socios”. En este sentido, recordó que cada socio puede hacer la aportación que desee y que además tiene beneficios fiscales. Los recursos el pasado año también llegaron gracias a 28 instituciones colaboradoras y 731 donantes.
El pasado año, el programa de acogida y atención primaria volvió a ser el más numeroso con 1.209 personas atendidas en 3.925 atenciones superando los 366.000 euros, de los que algo más de 126.000 euros fueron de fondos propios. Del Peso explicó que la cifra de atendidos ha bajado ligeramente con respecto al año precedente pero “ahora es todo más personalizado, hay un mayor seguimiento y aunque llegamos a menos personas se destinan más recursos”. A este programa se suma el de infancia y juventud, con 357 menores atendidos con una inversión de más de 116.000 euros, que ha aumentado un 96% y por el que “hemos apostado con mucho empeño ya que desde pequeños hay más posibilidades de que salgan adelante”.
El programa de mujer de Cáritas Diocesana atendió el pasado año 268 mujeres –promoviendo la formación y ayudando a salir de la prostitución- con unos recursos económicos de casi 160.000 euros mientras que el programa de migrantes, para la integración de los que llegan de otros países, contó el pasado año con 594 participantes con casi 35.000 euros invertidos.
En el ámbito de la formación y el empleo, el pasado año 656 personas participaron en este programa -591 en orientación y 65 en formación-, a los que se suman 193 de intermediación laboral con 79 inserciones. En este caso, se invirtieron algo más de 94.000 euros y, tal y como recordó Inmaculada del Peso, se ha conseguido a principios de este año el reconocimiento como agencia de colocación que “esperamos de buenos frutos”. Además, 20 personas que llegan derivadas de instituciones penitenciarias han participado en el programa de trabajo en beneficio de la comunidad.
Pero sin duda, el buque insignia de Cáritas Diocesana son los centros asistenciales. El pasado año pasaron por la Casita de San José 231 personas sin hogar que fueron atendidas con casi 100.000 euros de recursos. El Hogar 70 en Fuentesnuevas para personas mayores tiene 76 usuarios con una inversión de 1,1 millones de euros –en su mayor parte aportados por los propios residentes aunque también hay más de 24.000 euros de fondos propios de Cáritas- y el centro Cinco Llagas de Astorga cuenta con 48 usuarios –atendidos por medio centenar de trabajadores- destinando para su asistencia más de 1,4 millones de euros. “En estos centros, suben los recursos pero las subvenciones no aumentan y hay que hacer un esfuerzo importante desde Cáritas además de lo aportado por los propios usuarios”, apuntó la directora que destacó que los principales esfuerzos del colectivo están en la atención a la discapacidad (casi el 40% de los recursos), las mujeres y los mayores (más del 30%) además de la infancia y la formación.
En cuanto a la procedencia de los recursos, más dl 65% vienen de las aportaciones de los usuarios de los centros asistenciales, un 18,6% de subvenciones y un 12,2% de socios y donantes. Cabe recordar que a finales del pasado año, Cáritas Diocesana impulsó una campaña para ayudar a los damnificados por la DANA en Valencia y en Castilla La Mancha consiguiendo recaudar 146.844 euros entre la campaña especial lanzada en noviembre y parte de la Campaña Navideña que también se destinó a tal fin.
Más allá de nuestras fronteras, Cáritas Diocesana sigue impulsando el Proyecto de Kilela Balanda en el Congo con más de 620 personas atendidas y más de 17.000 euros aportados el pasado año de los que casi 6.000 eran fondos propios de Cáritas. Además, también en el Congo se ha colaborado con el proyecto Betu Bana destinado a un internado de niñas.
UPA Astorga
En el caso de la UPA de Astorga, Rivera comenzó dando las gracias al equipo de Cáritas Diocesana por “el gran esfuerzo e impulso que están dando a Cáritas para hacerla más eficaz, transparente y mejor gestionada, más dinámica, remando todos en la misma dirección”. El director de Cáritas de la UPA de Astorga explicó que el programa de alimentos sin desperdicio de Alimerka llega casi a diario a unas 12 familias y que el ropero sigue funcionando con la atención de unas ocho o diez familias a la semana.
En cuanto a los menores, la escuela cuenta con unos doce niños y niñas de Primaria a los que se da apoyo escolar ayudando también a las familias. Rivera recordó que además se ofrece apoyo a la inserción laboral, abogacía y otros servicios en coordinación con Servicios Sociales llegando “allí donde se nos necesita, a todas las parroquias de una UPA que es extensa”. En cuando al reparto de alimentos, se está cambiando el modelo a una atención más especializada a través de tarjetas monedero pero “seguimos ayudando a los que lo necesitan”.
