Ricardo Magaz – La Espada y la Pluma
La XXVIII edición del Festival de Cine de Astorga ha confirmado por qué esta cita es un tesoro del calendario cultural del noroeste español. Durante una semana radiante -del 1 al 7 de septiembre- la ciudad se volcó con el cine: entradas agotadas, sala a rebosar y una atmósfera de celebración que convirtió al histórico Cine Velasco y al Teatro Gullón en templos del séptimo arte.
Así, el Premio de Honor 2025 a Kira Miró, es sin duda una merecida distinción que reconoce una trayectoria versátil. Prueba de ello fue la ovación del público como corresponde a una artista que ha sabido unir talento, carisma y compromiso con la pantalla.
Es de reconocer la organización de la concejalía de Cultura del Ayuntamiento que estuvo a la altura de las grandes citas: programación cuidada, tiempos precisos y un palmarés que reivindica el mejor cortometraje español, con sesiones que colgaron el cartel de “sold out” día tras día.
Mención aparte merece asimismo la noticia de que, partir de esta edición, el Festival de Astorga es oficialmente una entidad preseleccionadora de los Goya.
En suma, nuestro festival, del que fui jurado en alguna edición anterior, no solo exhibe películas; construye memoria cinematográfica. En su XXVIII edición, Astorga ha celebrado el talento y la elegancia de su tradición. Y lo ha hecho con una gala final excelentemente presentada por Arturo Martínez y Natalia A. Turrado, reafirmando que el cine en Astorga es, ante todo, una declaración de amor al séptimo arte. Larga vida.
