SIN PASION – Eduardo Sáez
Cuentan que en algunos puertos españoles como el de Bilbao, el de Barcelona o el de Málaga, durante la Guerra Civil, se habilitaron barcos como prisiones. Como todo está inventado, ahora quieren los ingleses hacer algo parecido para alijar inmigrantes que no les resultan productivos.
Pero en España, siempre innovando en materia penitenciaria, le hemos dado otra vuelta. Hemos inventado el tren-prisión. Me da igual que sea por un sabotaje, por un robo de cobre de delincuentes comunes o por una avería del propio tren, que los ha habido. Lo cierto es que no se puede dejar al personal cinco o seis horas hacinados en un espacio mínimo esperando que las cosas se solucionen. Habrá que evacuar a esa gente, digo yo, a un lugar con unas condiciones mínimas de habitabilidad.
Y es que esto no pasaba ni en tiempos del vapor. Si un tren se averiaba en Torre del Bierzo, bajaba una locomotora de Brañuelas o de León a remolcarlo, al menos hasta una estación donde la gente pudiera salir a una cantina o a hacer sus necesidades.
Que nos ufanemos de ser el país con más cobertura de tren de alta velocidad y que no tengamos un plan de contingencia para estos casos revela hasta qué punto somos gigantes con pies de barro.
