SIN PASION – Eduardo Sáez
El pecado capital de la envidia es especialmente poderoso a la hora de secuestrar entendimientos y obnubilar razones. Tiene, además, la particularidad de acostumbrar a ser inversamente proporcional a la distancia con el envidiado. Se tiene más pelusa del vecino al que le va bien que del que triunfa en esferas ajenas a la propia.
Me ha suscitado esa visión de guerracivilismo que provoca la envidia la promoción de una señora de León a la portavocía del grupo parlamentario más numeroso del Congreso: el del PP. He escuchado de Ester Muñoz de todo y poco bueno, aparte de a sus turiferarios oficiales (en público, porque en privado son quienes peor la ponen):choni, insolvente intelectual, poligonera, necesitada de logopeda…. A ver, a ver, que igual el personal se está precipitando en juzgar solo porque tiene ese rencor y esa bilis que se produce en determinados organismos ante el progreso del vecino.
No sé si será una marca «cazurra», pero viendo el chaparrón que le ha caído y aún le cae a esta mujer, no he podido menos que acordarme de lo que decía más de la mitad del paisanaje leonés cuando Zapatero se hizo con la presidencia del Gobierno: los peores detractores de «Mr. Bean» salieron precisamente de su provincia.
