“¿Significa progreso el que el antropófago coma con cuchillo y tenedor? – Stanislaw JERZY LEC Escritor polaco
Enrique RAMOS CRESPO
Es Pedro Vallín un periodista y comentarista de la realidad, a mi juicio más ocurrente que certero. Sin embargo, le escuché hace unos días una comparación que me pareció especialmente fina. Decía el asturiano que en poco tiempo nos daremos cuenta de que la Inteligencia Artificial va a tener en el conocimiento y la creación el mismo efecto que tuvo en la cabaña vacuna el mal de las vacas locas. En su explicación recordaba que la enfermedad de las vacas locas, que por su síntoma acabamos conociendo el llamado mal de Creutfeld-Jakob, se había generado por dar de comer a los animales herbívoros piensos elaborados con sus propios restos cárnicos conduciéndolos a un canibalismo involuntario que fue letal para la especie e, incluso, pasó al hombre.
Pues para Vallín, y en eso concuerdo, lo que ocurrirá en muy pocos años con la inteligencia artificial es un proceso de canibalización parecido. La generación de imágenes, escritos, música, vídeos o cualquier otro elemento de expresión sacados de esa global biblioteca de Alejandría llamada internet, sin nuevas aportaciones, acabará en una deglución de contenidos que irán dando vueltas a algo que ya existe sin otras creaciones. Como las vacas locas, el conocimiento se acabará comiendo a sí mismo, con las repercusiones ya conocidas. Aún más; y esto ya es una coda de cosecha astorgana al tropo de Vallín, del canibalismo se pasará a la coprofagia, porque como estamos viendo con el uso de la inteligencia artificial, a menudo sus productos no son sino digestiones de deposiciones de la mercancía ¿cultural? más grosera.
Pero tampoco hace falta esperar tanto. En realidad, las diferentes inteligencias artificiales están facilitando un trabajo que ya hacía la paciencia y el tesón humanos en estos treinta años de generalización de internet: hasta ahora se buscaba un dato, una documentación, una imagen… a través de la introducción de determinadas palabras en el buscador. Si el hallazgo no era satisfactorio, siempre había la opción de modificar las palabras llave para que se nos mostrase otro tipo de contenidos con otro criterio de rastreo. Ese cambio en la gestión de la búsqueda es lo que ha automatizado la inteligencia artificial y como tendemos por un lado a la comodidad y por otro a la inmediatez, nos dejamos llevar. Y aun así, todos nos hemos encontrado buscando cosas por la red cómo en determinado tema sobre el que tenemos cierto control, existen meteduras de pata de bulto en buena parte del material que hay disponible; y casi siempre es porque unas entradas se copian a otras literalmente. Así, el conocimiento de expande con la misma herramienta que los errores.
Tomemos un elemento que conocemos todos en Astorga: la Ergástula. La primera entrada en Google cuando se teclea “ergástula romana de Astorga” es la Wikipedia. En este “saber de saberes” que básicamente es la biblia de los ignorantes, se sigue diciendo textualmente que “su función en el contexto de la arquitectura romana asturicense no está clara, pudiendo tratarse de un pasadizo o una cárcel de esclavos”, cuando todos los estudios arqueológicos acreditan que es un criptopórtico que formó parte del complejo monumental del foro de la ciudad romana.
Es cierto que en este error de apreciación tenemos parte de culpa los astorganos: durante decenios (¿siglos?) se consideró que había sido una cárcel, la bautizamos como tal y cuando nos dijeron que había sido otra cosa, nos gustó tanto el nombre, que se lo mantuvimos. Quién sabe. Igual a fuerza de usarlo en dos o tres generaciones, la Real Academia Española incluye ergástula como “nave abovedada monumental” en una de sus acepciones en lugar de la actual y única “cárcel de esclavos”. Cosas más raras se han visto. De hecho, ahí podríamos ayudarnos de la IA. Un bombardeo conceptual en internet a la línea de flotación del algoritmo acabaría con el reconocimiento de nuestra ergástula como un criptopórtico de foro romano haciendo doblar el brazo incluso a los alcanforados académicos con su plasmación en una nueva edición del DRAE.
Decíamos arriba que Wikipedia es la biblia de los ignorantes. También en eso está siendo suplantada. Una de las redes sociales donde el combate es más fiero, X, antes Twitter, ha desarrollado una inteligencia artificial propia llamada Grok. Es muy raro el hilo que alberga cierta polémica en la que uno de los participantes no tiene la ocurrencia de preguntar a la IA: Grok: ¿es cierto eso? Y Grok contesta; a menudo con juicios de valor en lugar de con datos, que es supuestamente lo que se le pide; e incluso cuando lo hace con datos, están tomados de lugares en los que se han aireado de modo erróneo, de manera deliberada o no. Hemos terminado por hacer de un agregador de contenidos el juez de nuestras disputas. De ahí a impartir ¿justicia? no va nada (Justicia Artificial, una película de 2024, ya lo anuncia).
