PIEDRA DE AFILAR – Enrique Ramos
Dos noticias aparentemente contradictorias relativas a La Bañeza colean en los últimos días.
Los datos del INE sobre el padrón referían un inédito sorpasso en población respecto de Astorga. Cierto que por unas pocas decenas de individuos, pero al jugador de parchís (como una y cuento veinte) del alcalde bañezano le sirvió para sacar pecho de que ya era el quinto municipio de la provincia (¿medalla de serrín?)
Pero hete aquí, que esta misma semana, en la publicación de los datos del paro, La Bañeza aparece como campeona del desempleo acumulando un aumento en su número de parados del 13% en dos meses.
Tiemblan las teorías demográficas de zarzal que aseguran que habiendo trabajo, hay población: en La Bañeza población y paro crecen a un tiempo ¿por qué? Pues por la misma razón que eso de vivir donde se trabaja empezó a morir en la primera mitad del siglo XX. Varias personas que un servidor conoce, trabajan en Astorga (algunas en la empresa más grande, el cuartel de Santocildes) y se han ido a vivir a La Bañeza porque los alquileres residenciales permanentes en Astorga, con la presión de los turísticos, son pocos y caros. Así, aunque la economía de la ciudad merme, su mercado inmobiliario la sostiene.



