Cáritas presenta la campaña ‘Sin hogar, pero con sueños’ para concienciar a la sociedad sobre estas personas que no tienen un techo bajo el qué vivir, pero sí una vida y una historia. El Día de las Personas sin Hogar se conmemora el 26 de octubre
Con motivo del Día de las Personas sin Hogar, que se celebrará el próximo domingo, 26 de octubre, Cáritas lanza una nueva campaña. Bajo el lema ‘Sin hogar, pero con sueños’, queremos destacar que hay muchas personas que no tienen una casa o lugar propio para vivir, pero sí tienen una vida y una historia.
Cáritas acompañó el año pasado en toda España a 42.850 personas en esta situación, un 1,2% más que el 2023. Y es de subrayar que dos de cada diez son mujeres.
“De forma alarmante, Cáritas es testigo de cómo sigue en aumento la vulnerabilidad en muchas personas y familias que no pueden acceder a su derecho a una vivienda digna y adecuada. Por ello, es necesario y urgente seguir sensibilizándonos como sociedad y continuar interpelando a las administraciones públicas, garantes de los derechos humanos, y al resto de la sociedad sobre la realidad que están viviendo estas personas”, explica María Santos, responsable de la campaña y del programa de Personas sin hogar de Cáritas Española.
En lo que llevamos de 2025 acompañamos desde Cáritas Diocesana de Astorga a 143 personas, el 90% españoles
En Cáritas Diocesana de Astorga disponemos de un recurso propio para acompañar a las personas sin hogar. Es la Casita de San José, en Astorga. Desde enero a hoy, 23 de octubre, han pasado por la Casita 143 personas, pero aún queda por contabilizar a las personas que acudan en los dos meses que restan para finalizar este 2025.
De las 143 personas que ha alojado la Casita hasta este momento, 135 son hombres y 8 mujeres. El 90% de los atendidos son españoles, un porcentaje que aumenta considerablemente respecto al año pasado (70% en 2024), y en cuanto a los extranjeros, sobre todo son portugueses y rumanos. Las edades oscilan entre los 45 y los 65 años. En lo que llevamos de año, además de atender a 143 personas hemos realizado un total de 506 intervenciones.
Tres millones de personas (6,3% de la población) en nuestro país utiliza formas precarias de tenencia de la vivienda
La falta de un techo obliga a estas personas a afrontar a diario una serie de obstáculos que impiden su integración plena en la sociedad. Destacan la falta de intimidad, los problemas de salud física y mental, las dificultades de acceso a un trabajo decente o a una vivienda adecuada. También se enfrentan a muchas trabas para acceder a trámites de la administración pública, como por ejemplo el empadronamiento.
María Santos explica que entre los perfiles de las personas sin hogar se encuentran “trabajadores que no pueden acceder a una vivienda, migrantes atrapados en la invisibilidad, víctimas de violencia machista que no encuentran una salida segura, personas con discapacidad que no hallan oportunidades laborales, mujeres y hombres con problemas de salud mental o adicciones, jóvenes ex tutelados a quienes se les cierran las puertas justo al alcanzar la mayoría de edad, mayores sin red familiar ni pensión suficiente que garantice
unas condiciones dignas, personas LGTBIAQ+ que han sido expulsadas de sus hogares o discriminadas, o madres solas que luchan por mantener a sus hijas e hijos junto a ellas”.
Las personas sin hogar no sólo necesitan derechos garantizados, sin también vínculos humanos, “porque un vínculo es mucho más que un recurso: es una relación que cura”, asegura la responsable de la campaña.
El ‘sinhogarismo’ es un problema social que no sólo aglutina a las personas en situación de calle. El número de personas afectadas por esta realidad varía en función del grado de exclusión residencial que se tome en cuenta.
En la Tipología Europea de Sin Hogar y Exclusión Residencial (ETHOS) hay cuatro categorías: en situación de calle, sin vivienda, vivienda insegura o vivienda inadecuada. Las personas que están en la calle y las que van de alojamiento en alojamiento son la cara más conocida de este fenómeno. Sin embargo, las personas que viven en chabolas, caravanas, en asentamientos o en viviendas cedidas son la parte más invisible del ‘sinhogarismo’.
Según los datos adelantados del IX Informe FOESSA, que se presentará a principios de noviembre, tres millones de personas (6,3%) en nuestro país utilizan ya formas precarias de tenencia de la vivienda (facilitada gratuitamente por otras personas o instituciones, realquilada, ocupada ilegalmente o con aviso de desahucio) y 3,4 millones de personas (7%) sufren condiciones de hacinamiento.
Cáritas invirtió el año pasado 41,7 millones de euros en su programa de Personas sin hogar, el 8,6% de su presupuesto total.
Testimonios
Algunos de los testimonios recogidos por la campaña describen muy bien la difícil situación que atraviesan estas personas: “Hay noches en que me duermo imaginando que vuelvo a tener una mesa para invitar a mis nietos a merendar. No sé si pasará, pero ese sueño me mantiene viva”. (Teresa, de 59 años).
“No pido una mansión. Sólo quiero una cama que no se moje cuando llueve. Sueño con volver a tener una llave en el bolsillo, aunque sea de una habitación compartida. Eso me haría sentir persona otra vez.” (Rubén, 44 años).
