Fundado en 1903
Diario Impreso Independiente de Astorga y sus Comarcas
viernes, diciembre 12, 2025

Donde pongo el ojo, meto la pata

Donde manda o lobo non manda o porco bravo – (Aforismo rural gallego)

Enrique RAMOS CRESPO

Ante la llegada de la peste porcina africana todos volvemos a temblar. Se sacrificarán miles de cerdos de granjas, por lo que calculamos que su carne, una de las más populares y accesibles del mercado, subirá (por cierto, que esto da para pensar hasta en conspiranoico con pollo y huevos en la misma tesitura) y de nuevo, los políticos que nos gobiernan y los que aspiran a hacerlo, se afanan como los malos cazadores a pegar tiros, sin ton ni son, aunque sea al aire…. o al pie.

La frase que subtitula este comentario no precisa traducción, pero por si acaso, ahí va: dicen en las comarcas interiores de Galicia, que donde manda el lobo, no manda el jabalí. Es su depredador natural y durante siglos ha existido ese equilibrio. El jabalí, además es un animal que pronto se acerca a lugares poblados y aprovecha la comida más accesible: si puede hozar en un sembrado de patatas, o meterse en un maizal, o directamente volcar un contenedor de basura y reciclar lo de comestible que encuentre por allí, lo prefiere a alimentos más trabajados en monte alto.

De hecho, el jabalí, sin ser una especie exótica ni totalmente desconocida por estas tierras, no ha empezado a proliferar de manera masiva hasta los últimos 30 años. Antes de tenerse como un problema una epizootia que afecta a porcinos, salvajes o domésticos, como es la peste africana, el jabalí en el entorno rural lleva siendo ya un quebradero de cabeza para los agricultores que ven sus cultivos devastados con frecuencia e, incluso para los automovilistas, que tienen en jabalíes y también cérvidos, su gran peligro en las carreteras.

Por eso, invocando el saber aldeano de mis paisanos, no es casualidad que la emergencia del jabalí haya sido pareja a caída de la presencia del lobo en nuestros montes. El lobo ha estado siendo protegido al norte del Duero como una especie animal en peligro, porque sus poblaciones habían disminuido radicalmente, sobre todo por cazas ilegales, pero mucho más por la acción de alimañeros que con cebos envenenados trataban de erradicar del monte un animal que era competidor porque atacaba la ganadería extensiva que desde que los pueblos se han visto desiertos, campan a sus anchas con pastoreos bajos tirando a mínimos. Pero precisamente esa presión de los ganaderos ha hecho que vuelva a ser una especie cazable sacándola del catálogo de especies cinegéticas protegidas en la zona de Castilla y León al norte del río Duero.

Bien. Estamos en Castilla y León. Nos gobierna la Junta ¿Cómo va a solucionar esto? Pues como Trump o Putin: a tiros. En esta semana, el consejo de Gobierno ha advertido que va a permitir una presión cinegética mayor contra las poblaciones de jabalíes como una manera de controlar una población animal que está ya siendo un problema no solo para agricultores o conductores, sino incluso para el equilibrio ecológico de nuestro entorno.

Yo me pregunto ¿más presión cinegética? Las cacerías sistemáticas de jabalíes en nuestras tierras (y en Galicia, y en Asturias, y en Aragón…) se han convertido en una cita frecuentísima de los domingos: grupos de cazadores pasando la mañana apostados cada uno ante una trocha esperando tener la suerte de que “el cerdo” hostigado por la rehala pase por su senda para poder pegar un tiro. Y quien esto firma ha podido comprobar que muchas de esas cacerías son exitosas; a veces con hasta tres o cuatro animales cazados (otras no tanto). Pero lo cierto es que cada vez con más cacerías y con muchas de ellas abatiendo animales, la población de jabalíes no deja de aumentar y ya pasan de los sembrados a pasearse tranquilamente por las ciudades como acreditan videos que se han viralizado en los últimos tiempos.

Así las cosas, lo tendríamos ya en el punto en que nuestra nunca bien ponderada Junta de Castilla y León, guiada en su parcela medioambiental por ese fénix de los ingenios, celoso amigo de sus amigos e inquebrantable favorecedor de quien favorece a su familia, de nombre Juan Carlos Suárez Quiñones, fía a los escopeteros la solución del problema ¿Qué tengo muchos lobos? Los mato a tiros. ¿Que tengo muchos jabalíes? Los mato a tiros. Cualquier verano hará lo mismo con las moscas.

Quizás no haya reparado en el pequeño detalle de que la presión cinegética contra el jabalí está demostrándose entre poco y nada eficaz. Y ¡ojo! no estoy hablando desde ese buenismo ecologista urbanita: un servidor es de pueblo y sabe lo que es capaz de hacer una jabalina con su prole de rayones y también una partida de lobos acuciados por el hambre. Además, todo el mundo sabe, incluso Suárez Quiñones, que los animales cazadores prefieren trabajar cuanto menos mejor (como él) y si ven un jabalí enfermo y sin defensa, se lanzarán a por él antes que contra uno vigoroso que pueda plantarles cara. Así, teníamos al lobo como agente profiláctico contra la peste porcina, pero como hemos decidido cazarlo también, nos queda rezar mucho… o que en los pueblos se vuelva a aquella práctica tan poco ecológica de los cebos envenenados. Pero entonces llegará el Seprona y los agentes medioambientales de la Junta a castigarnos con esas multas que justifican sus sueldos. Aquí, o se mata a tiros o no se mata ¡Que somos civilizados, hombre!

ENRIQUE-RAMOS

Comparte esta noticia:

spot_imgspot_imgspot_imgspot_img

Otras noticias

Te puede interesar...
NOTICIAS

La paradoja bañezana

PIEDRA DE AFILAR - Enrique Ramos

El Astorga busca en Sarria su séptimo partido sin perder

Es una plaza dura porque, con su campo de hierba artificial, esta temporada la CD Sarriana solo ha perdido un partido. Partido este domingo, 14 de diciembre, desde las 17 horas en el estadio A Ribela.

El paro, contenido en la comarca, se dispara un 13% en La Bañeza en dos meses

En el resto de los municipios, incluido Astorga, hubo subidas más moderadas de la listas

La obra del aparcamiento de Carro Verdejo está parada y sin avances

El 11 de agosto se cerraba el solar para esta actuación que, con un plazo de ejecución de tres meses, debía haber estado acabada el mes pasado. El Ayuntamiento no explica por qué la obra no se está ejecutando, tan solo que “la empresa ha solicitado una prórroga”