J.J.A.PERANDONDES – La tolva
Cuando bajas por El Postigo o hacia la estación ferroviaria te encuentras con vecinos marroquíes o bien, otros, negros, del África Occidental; más dispersos se hallan los 332 hispanoamericanos, de 14 países, a los que varios reinados, de los Reyes Católicos y de sus sucesores, aportaron nuestra lengua, religión e instituciones. Ellos y otros muchos, niños, jóvenes y muy pocos mayores, proceden de 44 países. Mayoritarios, los marroquíes, 172, seguidos de los colombianos, 105, y venezolanos, 90, búlgaros 40…, hasta completar 769 personas. Si por ellos no fuera nuestra población aún estaría, en su término medio de edad, 49 años, más envejecida, y el padrón, hoy mismo, por debajo de los 10.000 habitantes, esto es, 9560. Apenas nacen niños en Astorga, 38 el año pasado, de ellos 9 hijos de extranjeros; y las defunciones fueron 86, las cuales son leídas y comentadas a diario por los paseantes en el noticiario de antigua tradición, en esas esquelas adheridas a la entrada de iglesias y bares. Es esta realidad de la inmigración la que nutre el empleo, en oficios, en cuidados, por nosotros no reclamados o desestimados. Son los nuevos conciudadanos, y aún nos queda un camino por recorrer para una vecindad igualitaria. Buena prueba es que de los 178 escolares, hijos de la migración, en nuestro instituto tan solo dos llegan a cursar 2.º de Bachillerato, seis en primero, y 14 en toda la formación profesional.



