PIEDRA DE AFILAR – Enrique Ramos
Hace unos siete lustros corría un bulo por los cuarteles que aseguraba que una carta remitida a un mozo haciendo la mili por otro en igual situación, no precisaba otro franqueo que una nota que pusiera «de soldado a soldado, paga el estado». Nunca llegue a comprobarlo en ninguno de los cruces epistolares con amigos que a la sazón servían al Rey al tiempo que yo optando por el sello reglamentario.
Pero sí hay cartas que llegan sin sello: las de los Reyes Magos. A un directivo de Correos bien pagado y bien comido se le ocurrió un día poner buzones para los Reyes Magos en estafetas de Correos. Cartas sin dirección ni sello. ¡Que buen ejemplo! Un plan sin fisuras para acogotar aún más de trabajo a los currantes de la posta que en estos días entre paquetes y felicitaciones están absolutamente al límite.