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Diario Impreso Independiente de Astorga y sus Comarcas
domingo, septiembre 15, 2024

Olores, aromas

J.J.A PERANDONES – La tolva

      Dejando atrás la  sinagoga enterrada, me adentro un día más por los yemados  árboles del Jardín, que un día vi muertos por la grafiosis y de nuevo  plantados como juncos desamparados. Ventean ya sus aromas  en el altozano amurallado, cara al Teleno,  y no merecerían ser impregnados, aún menos nosotros y nuestros vecinos,  del  tufo que depararía el almacenamiento cercano de toneladas de desechos extraídos de depuradoras y plantas fétidas. En el otro gran parque urbano, El Melgar, que se extiende desde la antesala de la puerta romana a la del rey,  45 prunos bordean,  con copas rosáceas y pétalos en el suelo, el aterrazado paseo que se solaza a la vista de tres torretas, la de Granell, la de Pedro Mato y la de la sacristía catedralicia. Está  más amparado este plantel  por tupirse  bajo la cerca, pero también le llegaría el olor nauseabundo, como a  aquellos otros, próximos, en la ribera  del río,  o lejanos,  en el paraje del Mayuelo.  Tiene la ciudad en cada estación su aroma y su fragancia,  de árboles y rosas, de setos, lavandas   y peonías, y si abres la ventana en días de copiosa lluvia  el olor  de la tierra mojada,  que según la mitología griega fluye por las venas de los dioses, es refrescante y agradable. Dicen los expertos que el olfato tiene una conexión directa con las emociones, ¿cuáles las nuestras si lo que es fragancia, aroma, buen olor,  lo convierten en emanación de removida  cloaca?     

J.J.A.-PERANDONES

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