J.J.A.PERANDONES – La tolva
Cuando Isabel II y su cortejo visitaron Astorga en 1858, fueron obsequiados por el Ayuntamiento con “una arroba de chocolate superior” y “una arroba de mantecadas” (23,004 kg de tan excelsos productos). Es la arroba una medida que, como otros términos, quintal, cuartal, fanega…, con la implantación del sistema métrico decimal cayó en desuso, salvo, aún hoy, para gente mayor vinculada al campo, o a una industria artesanal; o bien para antiguas cofradías, en los sorteos del vino, o por parte de hermandades de San Antonio Abad en la rifa del cerdo. En las actas se recogía con su nombre, pero en las enumeraciones se acudía, con frecuencia, al símbolo @, de ascendencia latina. Desde que a Ray Tomlinson en 1971 se le ocurriera utilizar del teclado la @ como separador entre el remitente del correo electrónico y su localización, tal signo de la insignificancia ha pasado al estrellato; con usos universales, en internet y en la publicidad, o como divieso para los dos géneros. La disputa por la primacía en sus significados y bella escritura, sigue viva. Presumamos, y si se tercia compitamos: en las actas antiguas del archivo municipal abunda este símbolo, y destacan los dibujados por los secretarios del XIX, Julián García y José del Barrio: tres reales ha de pagar la “@ de bacalao”, el aceite gastado para alumbrado ha sido “seis @ trece libras y doze onzas”. Aquí no lucen, pero son una filigrana trazada con pluma de ave.
